Ella se dio la vuelta y me sonrió... de esa manera que solo ella sabe hacer, de esa manera que a mi me encanta, de esa manera que hace que se pare el mundo alrededor, ella me sonrió, y dijo:
-¿Nos vamos?- aún sin dejar de sonreír y al tiempo que me cogía la mano-
Yo sonreí, como siempre que lo hace ella, y respondí:
-Hasta el fin del mundo preciosa.-
Entonces su sonrisa se ensanchó aún más, y tiró de mi hacia delante, hacia donde ella me llevará, me daba igual, sería el lugar perfecto mientras estuviera ella. Tras dar unos pasos se volvió y me dijo:
-¿No vienes a mi lado?-
-No.- respondí, secamente.-
-Ahh, ¿no? ¿Por qué?-
-Je, no quiero perderte de vista, no vaya a ser que te esfumes, como el resto de mis sueños-.
-Pero tontito, esto no es un sueño- me dijo sonriendo otra vez-.
-Eso es lo que TÚ quieres que piense- dije riendo-.
-Ains, que tonto eres-.
Se dio la vuelta y me miró a los ojos, me encantan sus ojos, son tan... grandes, profundos, oscuros (al menos de color, porque nunca había visto unos ojos marrones que brillaran tanto), hermosos... (podría darte más adjetivos, pero no acabaría nunca) me miró, solo a mi, sentía como me sostenía con esa mirada, se acercó, dio dos pasitos más hasta estar lo suficientemente cerca de mi como para que entre todo el ruido que había en el pasillo solo escuchase su respiración, se puso de puntillas, se acercó aún más y... y... se quedó ahí... no me besó, se echó hacia atrás con una risita me cogió de la mano y seguimos andando.
"Lo mejor de un beso, no es el beso en si, si no, el redoble de tambor que hace tu corazón, en el momento justo antes" y para mi, el simple hecho de estar junto a ella, valía más que todos los besos del mundo.
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