Busco.
Busco una oportunidad para demostrar.
Un amigo al que, de verás, se pueda perdonar.
Un instante, un momento, un segundo,
para pararme a mirarte, para parar el mundo.
Busco a ese chico que fui y que dijo que no cambiaría.
El rincón oscuro de soledad en el que me perdía.
Busco tu sonrisa, el sol, una mirada.
Busco, pero, no encuentro, nunca encuentro nada.
De tanto buscar la fé la perdí,
me dí cuenta el día que me fui.
De vez en cuando aún sigo buscando,
pero, ahora me encuentro, ahora descanso.
Quiero.
Quiero otro intento, otra vez, quiero ser lo que debería ser,
quiero ser un iluso, un soñador, un cobarde, olvidarme, tal vez...
Quiero un instrumento desafinado que se afine al escuchar tu voz,
quiero un viento del norte que solo venga cuando le llame yo.
Quiero un cambio, quedarme igual, estar indeciso, perderme más,
quedarme quieto, saltar, pedir ayuda, gritar, quererte mucho, quiero quererte más.
De tanto querer soñar me olvidé de vivir mi sueño.
De tanto querer serlo, descubriste que no tengo dueño.
Necesito.
Necesito un aire, pero, no para seguir con vida, no, si no, para poder respirarte,
para no olvidarme nunca de lo que significa sentir tu olor, para no olvidarte.
Eso, eso necesito, no olvidarte. Nunca, jamás,
y el día que te olvidé, será porque de mi no queda nada más.
Necesito un boli, un papel, un sentimiento desgarrado, una lagrima, una musa,
necesito una guitarra, una voz, una sonrisa, la luz de tus ojos que el cielo alumbra.
De tantas necesidades necesité cambiar.
De tanto necesitar, me quedé sin nada, y sin nada, probablemente, moriré, al buscar, querer, al necesitar.
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