PRIMERA PARTE.
SEGUNDA PARTE.
-Ella se llama...-
Y entonces, todo pasó muy rápido, el pequeño se puso blanco como la tiza de pronto, y se le desorbitaron los ojos mirando detrás de mí, entonces, lentamente, me fui dando la vuelta, estaba seguro de que si hubiese tenido corazón, habría tenido miedo, pero sin tenerlo, lo hice seria y eficientemente, antes de escuchar un estruendo. Lo último que escuché fue un tiro. Me toqué la espalda, sangraba increíblemente, y entonces, poco a poco, todo se volvió negro.
Me desperté a lo que creía que sería la mañana siguiente, estaba en la misma calle donde me había desmayado, intenté ponerme en pie, pero aunque no me doliera nada, no podía, mi cuerpo no respondía, me quedé solo, en esa calle, miré el nombre de la calle...
Calle melancolía.
A la mañana siguiente, por fin mi cuerpo empezó a responder, me puse a gatear, callejeando por todas las calles, hasta que llegue a la calle Compasión, allí por fin, alguien se apiado de mí y me llevó al hospital más cercano, medio muerto, llegué al hospital, como no sentía nada, podía percibir perfectamente el nerviosismo que había en la sala de operaciones donde decían que tenían que extirparme la bala. Me anestesiaron y caí rendido.
Volví a despertarme en la sala de operaciones, donde los médicos miraban la bala donde ponía: "Quédate en tu agujero, el mundo es demasiado para tí"
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