martes, 28 de febrero de 2012

Llénate de mí,

ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.
Pero, siento tu hora.
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no dije jamás,
la hora de los silencios que no necesitan palabras,
tu hora, alba salvaje que me llenó de angustias,
tu hora, medianoche que me fue concedida.
Libérame de mi. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que grita, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que aulla, esto que ataca, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda destierra a las anclas que me atan.
Así, crucificando mi dolor una tarde.
Libérame de mi. Quiero salir de mi alma.
Quiero no tener límites y alzarme al cielo.
No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, moriría.
No puede ser, no puede ser.
¿Quién me va a cortar las alas?
¿Quién iba a exterminarme? ¿Qué designio? ¿Qué palabras?
No puede ser, no puede ser...
Libérame de mi. Quiero salir de mi alma.
Porque tu eres mi ruta, forjada de lucha viva.
De la pelea oscura contra uno mismo.
Tú tienes esa avidez no saciada.
Yo tengo estos ojos más tristes.
Vamos juntos, rompamos el camino juntos,
Será la ruta, nuestra ruta. Pasa, déjame ir.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.
Y que al fin yo pueda correr con furia loca,
inundando la tierra con un río terrible,
desatando estos nudos, Díos, estos nudos,
destrozando,
quemando
arrasando,
como una lava que todo lo destruya,
correr fuera de mí mismo, perdidamente,
libre de mi, ¡furiosamente libre!
Irme,
de una vez por todas,
¡irme!

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