Ahora que sé que no te llegan mis botellas,
estoy seguro de que odio mi disfraz náufrago.
Ojalá yo y las demás falsas esperanzas y estrellas
solo estalláramos.
¿Quién caerá antes?
¿Ella...
o la tristeza en gramos que se retuerce en mi hipotálamo?
No pude encaramar el ego a mi espalda y mucho menos encarar dos a dos tus párpados.
Ahora que estoy mudo, me grita: acabose, acabáramos.
Acabamos.
Tiraré mi disfraz de náufrago junto al sonido a iridio de mi alma,
calmado muriendo en mi playa.
Llegaré solo andando al principio.
Al fin...
A mi.
Mi fin.
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