pensando que hacia mucho que no nos veíamos, pero, eso tu ya lo sabes, al fin y al cabo, fuiste tu la que me dejaste aquí, sentado sin más que mi gorra y mi guitarra. Tal y como lo habían hecho tantas antes que tu... Luego os sorprendéis cuando digo que sois todas iguales... y vosotras siempre respondéis lo mismo:
-¡Yo no soy como todas!-
Tonterías, claro que lo sois, sois todas malvadas y dañinas, al final acabaré haciéndome un ermitaño o algo así, lejos muy lejos de cualquier mujer que me pueda hacer daño.
Hoy iba mirando al cielo acordándome de ti, o más bien, del daño que me estás haciendo.
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