martes, 19 de junio de 2012

Para, busca, admira

Hoy, volvía del instituto andando, como siempre, iba a un ritmo lento, fijándome solo en las cosas que me llamaban la atención, como siempre, fijándome en casi todo, y entonces, doblé una esquina y les vi, estaban allí, sonriéndose, uno al lado del otro, junto a un labrador canela que también se me pintó muy bonito, pero, en realidad, la escena en sí, el momento, era hermosísimo.
Una pareja de ancianos paseaba por la calle, típico, ¿no? Pero, esta pareja no era una normal, o al menos, yo nunca había visto a una pareja así.
El hombre le daba la mano a la mujer, y con la otra llevaba la correa del perro, la mujer, estirando los brazos y como a 30 cm más arriba que el hombre iba haciendo equilibrio por encima de un bordillo.
Era tan natural, tan infantil, tan impactante, tan bello.
Yo nunca he sido de los que jura amor eterno, nunca me gustó, y sin embargo, ¿podría llegar con otra que no fueras tú a hacer algo así? La respuesta es clara. No, no podría.
Yo nunca he sido de los que jura amor eterno, bueno, claro, eso era antes de que entrases en mi vida. Antes de que pintases mis días grises de colores con tu sonrisa. Porque todos los hombres saben cuando empieza su vida, y yo lo más parecido a eso que tengo es la primera vez que te miré a los ojos.

-Perdona, ¿me dejas pasar?-

Estorbando, estoy estorbando en medio de la calle.
¿Pero estás ciego? ¿No ves esa escena? ¿Has visto algo parecido alguna vez?

-Disculpa.

La gente no se para nunca a mirar a su alrededor, a pensar, a admirar.
Seguí caminando, me acerqué a la pareja.

-Hola, ¿me podrían responder a una pregunta?

-Claro, hijo, dime-

Quería preguntarle muchísimas cosas, quería preguntarles si no había algo de lo que hubiesen arrepentido, por qué un labrador, que si no tenía miedo de caerse, muchas cosas de las cuales ya poco me acuerdo.
Pero, lo que si que recuerdo es que les miré a los ojos, y ya todo eso, me dio igual, estaba clarísimo el por qué, solo hacía falta mirarles a los ojos, como les brillaban los ojos cuando se miraban.

-¿Podré llegar a ser igual de feliz que ustedes?

-Espero que sí hijo, espero que sí.

Ojalá sí, ojalá llegué un día en que mire atrás y todo lo que pueda ver, oír, recordar, sea tu sonrisa. Y, aunque que ese día parece lejano, pero, en realidad, está mucho más cerca de lo que aparenta.

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