Hey,

hace mucho que no te escribo. 

¿Sigues igual?

¿Sigues ahí?

Me he acordado de ti hace poco, como normalmente, pero como eso de hablar ya no es lo que hacemos, pues lo escribo aquí que es como el tirar una botella al mar, pero a lo millenial.

Mejor me dejo de bromas, nunca te gustaron.

No sé si te quiero, o más bien, no sé si he sabido quererte nunca.

Es extraño después de tanto tiempo contigo que ahora no me hables...

Tengo miedo y hace frío.

Yo con frío, ¿te imaginas?

Te echo en falta pero luego me acuerdo de las discusiones... Y las disculpas, sobre todo de las resoluciones.

De tu forma de dormir esparcida por la cama como si fueras agua.

 La cosa es que tampoco sé si ahora estoy mejor o peorsin ti. Echo de menos el amor, ¿sabré perdonarme algún día? 

Mañana he quedado con otra chica, no sé ni porqué ni para qué, estoy echo un lío. Me parece que me gustan todas pero luego todas me acaban recordando a ti y por supuesto acabo más deprimido. Aún espero que tú no lo estés pasando así, menos aún por mí, ojalá pudiera hablarte y solo preguntarte qué tal fue tu día.

Sé que pensabas que nunca te escuchaba, pero ahora mismo me encantaría que me aburrieras con cualquier tontería que te ha pasado con el café esta mañana o que alguien te ha mirado mal volviendo a casa o que no te hago caso porque no suelto la guitarra.

La cosa es que no recuerdo los polvos desganados que echábamos en mi casa para pasar la tarde porque la serie fuera una mierda, me acuerdo de los más increibles, obviamente no me acuerdo de los besos que me dabas por la mañana que sabían a nada, recuerdo los que me dejaban sin aliento y necesitando más.

¿Funciona bien mi cabeza? Es decir, ¿todo el mundo se raya con cada pequeña cosa que hace?

Al menos aquí estoy seguro, en mi fortaleza de soledad, como Superman pero en feo y con el único superpoder de ser un completo inutil.

No quiero volver otra vez. Tú volverías a ser la misma conmigo, porque yo te hago peor. Aunque tú no lo veas.